Virgen de Betania, Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones

En los suburbios de Caracas, cerca de la población Cúa, se encuentra la finca Betania, que no era más que una pequeña hacienda donde se cultivaba el azúcar, el café, había un trapiche y una pequeña gruta con agua. La vidente, María Esperanza de Bianchini, había sentido la presencia de la Virgen María desde hace muchos años antes y esta le había anunciado la existencia de un lugar al norte de Venezuela, donde habría oración y peregrinación, en aras de la Reconciliación de los Pueblos y Naciones.

Las apariciones

Pero a partir de 1974 todo cambió. Estas sensaciones de la señora María Teresa se transformaron en realidad, al ver la mariposa azul que la virgen le había indicado como señal. No es hasta 1976 cuando María Virgen y Madre Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones se le aparece a la señora María Esperanza directamente, y eso comenzó a ser una constante. En esa oportunidad, solo la señora María Esperanza pudo verla, pero las más de 80 personas que la acompañaban pudieron ver eventos asociados a la aparición de la virgen.

En 1984 se produjo el magno evento, cuando la virgen se le apareció a más de 150 personas ahí reunidas, muy variadas entre sí. Esto motivó el inicio de los trámites para la certificación de la aparición de la virgen por parte del obispo de la ciudad de Los Teques, otro suburbio de Caracas. Por órdenes de la virgen, la señora María Esperanza donó la finca para construir un santuario, que es muy humilde y aún hoy se mantiene activo. La virgen de Betania, como es comúnmente conocida, es reconocida por la Iglesia Católica venezolana, pero no aún por el Vaticano.

Virgen de Tindari: el milagro de la arena y el mar

Una virgen negra, en una isla que ha tenido miles de dominantes. La fe cristiana y la Virgen María se adaptan según el lugar, y la virgen de Tindari es una de sus mejores muestras. Aunque no existe certeza de si hubo una aparición mariana, sí existen testimonios que narran los milagros provenientes de esta virgen.

La Virgen de Tindari es una imagen consagrada que se sitúa en el pueblo de Tindari, en la isla italiana de Sicilia. La leyenda que se cuenta no ha podido tener ningún tipo de registro histórico, pero miles de feligreses dan fe de sus testimonios.

La persecución a las imágenes

La expansión del islam hizo que en Oriente empezaran a perseguir imágenes, por lo que en un barco que regresaba debió esconderse la imagen de una virgen. Mientras este barco navegaba, hubo una tormenta y debió detenerse en la bahía de Tindari. Al acabar la tempestad, los marineros intentaron volver al mar, pero no lo lograron: el barco estaba fijo.

Varios de ellos lo atribuyeron al peso de la nave, pero se dieron cuenta que al retirar la virgen del barco, este ya podía moverse. Al abrir la caja después de que el barco partió, los marineros de Tindari descubrieron la hermosa imagen de la virgen negra.

También existen otras leyendas derivadas de esta. En la bahía de Tindari hay una larga lengua de arena, y muchos atribuyen a la virgen la creación de esta lengua de arena, para concretar la salvación de la nave en la tempestad.

La veneración

No existe certeza del lugar de origen de la virgen, ni tampoco cuál sería su destinación inicial. Sin embargo, los marineros la acogieron como un ícono milagroso y en la pequeña comunidad con valores cristianos del lugar, comenzaron a venerarla, hasta que muchos años después, se comenzó a construir una iglesia particularmente con este fin.

La basílica actual, que mantiene el estilo de la virgen, fue erigida e inaugurada en 1979. Se presume que la imagen de la virgen pudo ser de los siglos XVIII o XIX, pero no hay forma de saberlo a ciencia cierta. En la actualidad, la basílica preside la colina justo al frente de la bahía.

Virgen de Coromoto: patrona de Venezuela

La llegada de los europeos a América trajo consigo el catolicismo, que fue implementándose de forma gradual en todo el continente. Aunque en primera instancia los europeos dudaron si los indígenas eran humanos, la postura de la Iglesia fue clave en su declaratoria como humanos y su evangelización. La historia de la Virgen de Coromoto cuenta un poco de la integración entre indígenas y el mensaje de Cristo.

En la ciudad de Guanare, en los llanos venezolanos, los indígenas habían huido a los bosques del norte por la llegada de los españoles. La historia cuenta que en 1651, siglo y medio después de la llegada de los españoles, el cacique Coromoto intentaba pasar una quebrada y ante ellos se apareció una Bella Señora, que les pidió que fueran a la casa de los blancos a que les echaran agua en la cabeza, para que pudieran ir al cielo.

La respuesta de Coromoto

El cacique primero se mostró dispuesto a seguir lo solicitado por la Bella Señora y le pidió al español Juan Sánchez que lo bautizara. Pero después de que los españoles estuvieran catequizando y bautizando a todos los de la tribu, Coromoto se arrepintió, porque añoraba su bosque y su libertad, por lo que huyó.

Cuando intentó hacerlo, la Bella Señora se le apareció de nuevo, en presencia de su esposa, su cuñada y su sobrino. Coromoto intentó matarla con una flecha, pero ella se le acercó. Al final, ella desapareció, llenó el cielo de luces y le dejó en la mano un pergamino con su imagen diminuta grabada en él, que emanaba luces destellantes, tan fuertes como la luz del mediodía. Coromoto, después de su estupor y de pensar que había capturado a la señora, abandonó el pergamino, que fue rescatado por Juan Sánchez que lo fue conservando hasta que finalmente se consagró en una basílica en 1976.

La muerte de Coromoto

Tras escapar, el cacique Coromoto volvió a los bosques, para no tener ningún tipo de conexión con los españoles. Sin embargo, en el camino, la muerte lo sorprendió, a través de la mordedura de una serpiente venenosa. Eso lo hizo pedir socorro, y las personas confirmaron que la herida sería mortal. Ante eso, pidió el bautismo, y un mestizo bautizado escuchó sus súplicas, y ante eso, pudo bautizarlo de emergencia, como puede hacer cualquier católico cuando haya peligro de muerte.

Las consecuencias

Coromoto se convirtió en el apóstol de los indígenas, que se evangelizaron con facilidad. Aunque las autoridades eclesiásticas tardaron en reconocerlo, la Bella Señora se trataba de una aparición mariana que perduró gracias al pergamino de Juan Sánchez, que estuvo iluminado por varios días. El pergamino estuvo en la iglesia de Guanare desde 1654 y se convirtió en uno de los más importantes desde el punto de vista religioso. En 1942, fue declarada Patrona de Venezuela.