La llegada de los europeos a América trajo consigo el catolicismo, que fue implementándose de forma gradual en todo el continente. Aunque en primera instancia los europeos dudaron si los indígenas eran humanos, la postura de la Iglesia fue clave en su declaratoria como humanos y su evangelización. La historia de la Virgen de Coromoto cuenta un poco de la integración entre indígenas y el mensaje de Cristo.
En la ciudad de Guanare, en los llanos venezolanos, los indígenas habían huido a los bosques del norte por la llegada de los españoles. La historia cuenta que en 1651, siglo y medio después de la llegada de los españoles, el cacique Coromoto intentaba pasar una quebrada y ante ellos se apareció una Bella Señora, que les pidió que fueran a la casa de los blancos a que les echaran agua en la cabeza, para que pudieran ir al cielo.
La respuesta de Coromoto
El cacique primero se mostró dispuesto a seguir lo solicitado por la Bella Señora y le pidió al español Juan Sánchez que lo bautizara. Pero después de que los españoles estuvieran catequizando y bautizando a todos los de la tribu, Coromoto se arrepintió, porque añoraba su bosque y su libertad, por lo que huyó.
Cuando intentó hacerlo, la Bella Señora se le apareció de nuevo, en presencia de su esposa, su cuñada y su sobrino. Coromoto intentó matarla con una flecha, pero ella se le acercó. Al final, ella desapareció, llenó el cielo de luces y le dejó en la mano un pergamino con su imagen diminuta grabada en él, que emanaba luces destellantes, tan fuertes como la luz del mediodía. Coromoto, después de su estupor y de pensar que había capturado a la señora, abandonó el pergamino, que fue rescatado por Juan Sánchez que lo fue conservando hasta que finalmente se consagró en una basílica en 1976.
La muerte de Coromoto
Tras escapar, el cacique Coromoto volvió a los bosques, para no tener ningún tipo de conexión con los españoles. Sin embargo, en el camino, la muerte lo sorprendió, a través de la mordedura de una serpiente venenosa. Eso lo hizo pedir socorro, y las personas confirmaron que la herida sería mortal. Ante eso, pidió el bautismo, y un mestizo bautizado escuchó sus súplicas, y ante eso, pudo bautizarlo de emergencia, como puede hacer cualquier católico cuando haya peligro de muerte.
Las consecuencias
Coromoto se convirtió en el apóstol de los indígenas, que se evangelizaron con facilidad. Aunque las autoridades eclesiásticas tardaron en reconocerlo, la Bella Señora se trataba de una aparición mariana que perduró gracias al pergamino de Juan Sánchez, que estuvo iluminado por varios días. El pergamino estuvo en la iglesia de Guanare desde 1654 y se convirtió en uno de los más importantes desde el punto de vista religioso. En 1942, fue declarada Patrona de Venezuela.